martes, 20 de septiembre de 2016

Presentación de "El violinista lituano" de Roberto Amaya en el Centro de Jubilados de Villa Carlos Paz

Este martes 20 de septiembre, en el día del Jubilado, y precisamente en la sede social del Centro de Jubilados de Villa Carlos Paz de calle La Rioja esquina Av. Libertad, se presentó el libro "EL VIOLINISTA LITUANO"
EL VIOLINISTA LITUANO. Un sueño de Kaunas a Roma (Novela)
Autor: Roberto Amaya (Villa Carlos Paz)
ISBN: 978-987-1890-72-9
Primera edición: septiembre 2016
Páginas: 60

LA OBRA
El autor de esta novela ha querido, de alguna manera, devover al lituanismo el lugar que le corresponde en la historia, sus orígenes y sus cambios de dominaciones, sin perder su patriotismo y sus costumbres, honrando así a sus antepasados.
A lo largo de muchos años sufrió ocupaciones de países como Polonia, Unión Soviética y Alemania, hasta conseguir su independencia en el año 1991.
Su actual capital “Vilna”, es el fiel reflejo de un moderno país, ejemplo del continente europeo. Kaunas (que alguna vez fue capital), mantiene monumentos y arquitectura de los viejos tiempos, siendo muchos de ellos patrimonio de la humanidad.
La República de Lituania (ubicada cerca del polo norte), hoy por medio de estos escritos, se confunde en un abrazo con la República Argentina(cercana al polo sur), gracias a la colectividad lituana residente en el país.

EL AUTOR
Roberto Amaya nació en Buenos Aires, Argentina.
Con apenas 11 años y cursando 5to. Grado de la escuela primaria, tuvo el primer contacto con el arte gráfico ya que fue redactor, diagramador e impresor (en una minerva a plato) de  “Vergel”, primera revista escolar de sudamérica, realizada por alumnos primarios de una escuela nacional y hecha en Buenos Aires.
La tipografía manual, el olor a tinta, la elaboración de clisés sobre linóleum, le permitieron años después, formar parte de una imprenta comercial en el barrio de La Boca.
Además, escribió notas para suplementos del diario La Nación.
Su inquietud por las letras lo llevó a participar en numerosos concursos de poesía y cuentos cortos, como así también en la colaboración de revistas y folletos, bajo el pseudónimo: “Untal Gómez”.

En enero de 2013 editó su primera novela: Cabo Puelo (Quo Vadis Ediciones).

El cálido evento de presentación de este nuevo libro del Maestro Roberto Amaya:
- Maestro de Ceremonia: Ernesto "Yndio" Montesinos (NyC, Radio Serranías)
- Presentación de la obra y palabras sobre el autor a cargo de Santiago Alejandro Macor.
Se contó con la presencia de:
Representante del Centro Lituano de Córdoba Sr. Pablo Tumosa.
Noticiero de TV VCP hoy.
Sra. María Beatriz Castillo (Comisión de Derechos Humanos de VCP).
Comisión Directiva y socios del Centro de Jubilados y Pensionados VCP.
Grupo de Teatro del CJVCP.
El Sr. Daniel Racigh, un gran dirigente y ex directivo de los clubes de Villa Carlos Paz, tales los casos de Pesca y Sarmiento, amigo agradecido del autor,
Público en general.
La Familia Alí-Cuervo obsequió al autor con confituras de "Delicias del Escondrijo", las cuales fueron compartidas por los asistentes en el brindis.

La Editorial Quo Vadis de Villa Carlos Paz realizó la venta de la obra tras la presentación; informándose que quienes no pudieron adquirirlo en dicho evento, podrán hacerlo próximamente en Librería "El Fauno" de calle Belgrano.

¡Gracias VIDA por permitirme compartir tan grato momento!






























Una cita de honor, un comentario personal
Primero José Luis Oviedo, responsable de Quo Vadis Ediciones, me envió un mensaje de Facebook avisándome que vía correo electrónico me hacía llegar el documento manuscrito de un libro del MAESTRO Roberto Amaya para que lo leyera y así pudiera decidir sobre la invitación que me quería hacer el mismo Roberto, días después vía telefónica, en cuanto a  si tenía la amabilidad de presentar una nueva novela corta de su autoría denominada “El violinista lituano”, propuesta que agradecí y expresé que si mi condición de mediano lector le servía que contara conmigo, ya que no soy un crítico literario ni erudito en esta materia o en otra. Quedamos en encontrarnos una semana antes de la presentación para conversar sobre el proceso de producción de la obra.
Así fue que nos reunimos, café de por medio, que el SEÑOR Roberto Amaya tuvo la cortesía de invitar, y así pude acceder a su intención o propósito al editar esta nueva historia: homenajear a sus suegros –a quienes llama sus segundos padres- de origen lituano. Una vez más, actitud tan loable, pinta de cuerpo entero la calidad humana de Roberto, ya que no quería dejar pasar la oportunidad de reconocer la laboriosidad, el espíritu de lucha, los valores, el cumplimiento de la palabra empeñada y el acompañamiento que había receptado de los padres de su esposa.
Concretamente, la obra literaria en sí es verosímil, transparente, sintética y con excelentes descripciones, una de la cualidades destacadas de Roberto Amaya a la hora de escribir. La historia destaca universales culturales de la condición humana como la lucha por la libertad, el compañerismo y la solidaridad, y respondiendo a las sugerencias-aportes-críticas de los lectores de la primigenia novela publicada “Cabo Puelo” (2013, Quo Vadis, VCP), a diferencia de este texto, en la presente ocasión hay un final feliz, que es bueno interpretar o comprender.
Como antes apuntamos, Roberto Amaya homenajea a sus suegros en particular y al país de origen de ellos: Lituania, uno de los pequeños estados bálticos junto a Letonia y Estonia (que en nuestro caso tomamos conocimiento de su existencia en la secundaria, en Geografía de segundo año, al acercarnos a Europa), por aquellos años de la década del ´80, todavía bajo el dominio de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en este marco, unos pocos años después, también supimos que la mayoría de los integrantes de un destacado seleccionado soviético de básquetbol, provenían de Lituania, y más precisamente del Zalgiris de Kaunas, entre ellos, el “gigante” Arvydas Sabonis, múltiple campeón con diversas escuadras de clubes y seleccionados, hasta llegar a la NBA.
Pasando a algunos aspectos de la personalidad del autor, varias pasiones nos unen, una de ellas precisamente el básquetbol. Fue Roberto Amaya, quien con su carácter severo pero siempre respetuoso, me recibió a mis diez años, en 1978, en la Escuela de Minibásquetbol “Juan Carlos Racigh” del Club de Pesca Carlos Paz. De esa etapa muy feliz de mi niñez recuerdo viajes a Tanti, La falda, Huerta Grande, Río Ceballos, distintos clubes de Córdoba Capital, y a fin de 1979 un viaje interprovincial a Chilecito (La Rioja), una ciudad con un extraordinario paisaje constrastante, un verdadero vergel, quintas, plantaciones de cítricos, la casa de Joaquín V. González (“Inti Huasi”) todo ello custodiado por el mítico cerro Famatina. También gracias a su ejemplo, compromiso y testimonio, compartimos jamborées recibiendo en nuestra casa a minibasquistas de Rivadavia Juniors (Santa Fe) y Obras Sanitarias de Capital Federal (CABA, hoy), y también gracias a su generosidad, pudimos compartir muchos niños, adolescentes y jóvenes, el Campeonato Provincial de Básquetbol de Mayores de 1978 ganado por la Asociación Carlos Paz, y las visitas para jugar con ese gran equipo de GEBA, Obras, Selección de China y una Universidad estadounidense, entre otros elencos.
En lo deportivo, también nos une la pasión por Talleres de Córdoba, cuyas campañas futbolísticas por entonces ya tenían trascendencia nacional.
Otra de las pasiones que nos vinculan, es el periodismo, en el caso de Roberto ligado a la gráfica desde muy pequeño en la escuela primaria, y en el nuestro en el colegio secundario, para luego formarnos en la por entonces Escuela de Ciencias de la Información (hoy facultad de Ciencias de la Comunicación) de la Universidad Nacional de Córdoba. Fue precisamente por razones periodísticas que nos reencontramos en los primeros años de la década del ´90 en la redacción de Semanario Bamba del amigo Antonio Edgar Biasizzo, Roberto tuvo la gentileza de atender nuestros requerimientos, al llevar gacetillas de la Bibiloteca Popular “José H. Porto”. Por entonces, Roberto se encontraba trabajando en una recopilación de apostillas sobre todos los hermanos que en distintas épocas habían jugado básquetbol en Villa Carlos Paz, como por ejemplo los Chiozzi, los García, los Racigh, los Biagetti, los Redolfi, los Borioni, los Blanco, entre otros.
El básquetbol nuevamente nos convocó, ahora él –dando una vez más ejemplo- como entrenador de las divisiones mayores de Sportivo Bolívar en 1993, temporada en la que los “bolivarianos” habían descendido a la “B” cordobesa, y nosotros como integrantes del primer programa multideportivo de la televisión por cable carlospacense, Deporte Visión (1991-1997). Siempre recordaremos su cordialidad y hospitalidad, al abrirnos su casa en verano para realizar una entrevista a su trayectoria, en esa oportunidad como camarógrafo de nuestro columnista “Quico” Tombolini.
Una vez más “mandarina en el aire”, y un reencuentro clave, para confirmarnos otra vez, que es un amigo de “fierro” para con los carlospacenses. En un momento muy delicado de la historia del Club de Pesca Carlos Paz, ya que había sufrido la muerte sucesiva del tesorero, luego del secretario y por último del presidente en ejercicio de la misma comisión directiva hacia finales de la década del ’90, y como consecuencia en una grave crisis institucional, a partir del trabajo conjunto de ex - dirigentes, ex - directivos, ex - jugadores y padres del minibásquetbol se conformó un amplio grupo de trabajo, que por mera casualidad tuvimos la responsabilidad de presidir. Una de las primeras realizaciones – con el fin de recaudar necesarios fondos e insuflar dinamismo a la entidad- fue la organización de distintas actividades para recordar el 54° aniversario del “auriverde” carlospacense (1999), como por ejemplo el Torneo Interprovincial de Básquetbol de Mayores, con la modalidad de horario continuado (más de 30 equipos en un fin de semana). En esa oportunidad, la respuesta a la invitación hecha a Roberto Amaya, por Roberto Germanetto, este en condición de coordinador ad-honorem, para venir a “dar una mano” a Pesca, fue pródiga: trajo dos equipos del gran Buenos Aires, con todo lo que ello implicaba, y un gesto a modo de “plus” que siempre recordaremos, al llegar a la sede de la entidad de la Av. San Martín lo primero que hizo fue saludar al circunstancial presidente de la comisión directiva del club anfitrión, por lo que nos confundimos en un fuerte e interminable abrazo. El último de los minibasquistas en los cuales él había sembrado, ahora lo recibía como presidente del CPCP. Esto se prolonga en la actualidad, ya que  muchos de los minibasquistas que formó Roberto Amaya en los ’70 en Pesca, hoy son directivos-dirigentes-padres en Sportivo Bolívar VCP
Ya en 2013, un nuevo reencuentro fue de carácter literario, con motivo de la presentación de su primera novela editada “Cabo Puelo”, evento del que nos enteramos por la publicación en redes sociales de la editorial Quo Vadis. Asistimos como público y como periodistas independientes del “ciberespacio”. Nos pasamos inadvertidos para Roberto quien nos distinguió con su saludo cálido, y como siempre con los mejores recuerdos para nuestros padres, en particular para nuestro viejo, de quien se acuerda siempre de cómo se asomaba al portón lateral o a la puerta que une el salón y la cancha de Pesca para irme a buscar a las prácticas o de sus dotes de plomero, ya que siempre respondió diligentemente a sus requerimientos del oficio.
A partir de este descubrimiento del “costado artístico-literario” de Roberto Amaya, las letras nos reunieron una vez más, cuando fuimos convocados a una siesta en su lugar de creación, de inspiración, donde nos confió a través de su propia lectura, de una novela inédita sobre la época de la dictadura y sus nefastas consecuencias en lo que respecta a la apropiación ilegal de niños, junto a numerosas y variadas anécdotas de su dilatada y diversa trayectoria en el básquetbol, en el deporte adaptado, por ejemplo en el básquet de silla de ruedas o en el torvall, o en su pasión lectora, su “antibiótico”, que se proyecta en su vasta producción de escritos: poemas en verso para el amor de toda su vida, poesías lunfardas como buen porteño, y cerca de doscientas cincuenta narraciones que aguardan su publicación.
En síntesis, una persona vital y plena que tiene proyectos que lo mantienen activo, productivo, dinámico tras haber completado sus primeras siete décadas de vida (Roberto ha cumplido 79 años), y a quien instamos a seguir trabajando para la próxima edición, que seguramente será mejor que las dos ya concretadas.
Para concluir, dos apostillas del evento de presentación de “El violinista lituano”: 1) Roberto eligió el 20 de septiembre, “Día del Jubilado”, para compartir con sus amigos del Centro de Jubilados y Pensionados de Villa Carlos Paz (del cual es activo socio) la publicación de su segundo libro y recibir la atención y crítica de sus compañeros del grupo de Teatro de la entidad de adultos mayores, y 2) a través del representante del Centro Lituano de Córdoba, Sr. Pablo Tumosa, corroboramos el positivo valor del reconocimiento a una indómita nación que no se doblegó nunca a sus invasores: mongoles, polacos, alemanes, rusos-soviéticos, etc. Lituania fue una de las primeras repúblicas socialistas soviéticas en independizarse de la Federación Rusa, no sin sufrir severas represalias y la pérdida de héroes-mártires, legando a las generaciones actuales un presente promisorio.
Por todo esto, y por lo que seguramente nos seguirás aportando des tu ejemplo: MUCHAS GRACIAS, Roberto Amaya, a seguir “ENCESTANDO”, en la vida, como en el básquet.

Santiago Alejandro Macor, 21 de septiembre de 2016, Villa Carlos Paz.

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