En un principio plantamos unos pequeños brotes de un antiguo rosal del patio trasero de nuestra casa. Los fuimos cuidando a lo largo del tiempo, pero uno solo de ellos se mantuvo firme y creció hasta constituirse en una joven plantita, que año tras año ha ido dando algunas hermosas y perfumadas flores.
En este 2015, este joven y bello rosal nos ha deslumbrado con sus pimpollos abotonados, a pesar de todas las inclemencias del tiempo.
Para esta hermosa realidad, hemos contribuido todos, a través del riego, el desmalezamiento, la remoción de la tierra y la cuidadosa poda.
En este 2015, este joven y bello rosal nos ha deslumbrado con sus pimpollos abotonados, a pesar de todas las inclemencias del tiempo.
Para esta hermosa realidad, hemos contribuido todos, a través del riego, el desmalezamiento, la remoción de la tierra y la cuidadosa poda.
Elogio de la naturaleza y sus secretos. Aplicación de las enseñanzas de nuestros abuelos y nonos. Conocimientos, sentimientos y valores compartidos con nuestros padres. Ejemplo para los más jóvenes y pequeños de la familia.
Este rosal con tanta vitalidad es una buena metáfora de nuestra familia, en él estamos todos representados, renaciendo cada día, no obstante todos los contratiempos y dificultades, y con la esperanza de un nuevo amanecer.
Una vez más, entonces, podemos decir…”no hay espinas, sin rosas”…¡Viva la vida, cada día, todos los días!
Este rosal con tanta vitalidad es una buena metáfora de nuestra familia, en él estamos todos representados, renaciendo cada día, no obstante todos los contratiempos y dificultades, y con la esperanza de un nuevo amanecer.
Una vez más, entonces, podemos decir…”no hay espinas, sin rosas”…¡Viva la vida, cada día, todos los días!
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