viernes, 25 de enero de 2013

DESAFIOS DEL CODIGO AMBIENTAL

Reproducimos a continuación el trabajo de la Dra. Marcela Fernández:


Ante los problemas ambientales que día a día, de manera global, se agudizan convirtiéndose en amenaza para la calidad de vida de los hombres, es una necesidad ya planteada por los pueblos y gobiernos, que la sociedad se encamine a un modelo sustentable.

Los pasos iniciales en este sentido, se dieron con la Declaración y la Agenda 21 de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Ambiente y el Desarrollo, llevada a cabo en la ciudad de Río de Janeiro en el año 1992. Lamentablemente, cinco años más tarde, en la reunión denominada Río+5, desarrollada en New York, se concluyó que lo difícil era arribar a concretar en los hechos las pautas propuestas.

En el camino de mejoramiento de la política ambiental, es importante el rol que cumple la legislación ambiental. Esta debe verse no como una mera descripción de conductas o sanciones, sino como un proceso participativo y democrático, en el cual hayan trabajado conjuntamente todos los actores, la gente –con sus intereses individuales y sectoriales- y los actores políticos decisores. Por ende, para una política exitosa de gestión ambiental, son imprescindibles los vínculos profundos entre las organizaciones intermedias, en la definición, ejecución y control de las políticas públicas, formando parte de éstas necesariamente

En este contexto y tal como se establece en la Carta Orgánica en su art 11, debe dictarse un Código de Ambiente, y para su génesis es importante debatir y lograr consensos que lo legitimen. Un Código Ambiental, como se dijo, es el resultado de un proceso, tan complejo que la elaboración no puede pertenecer a una sola persona, o a una Comisión, y que requiere la participación y el debate de los todos los actores involucrados, debiendo por ende, facilitarse esos espacios de intercambios.

Para ello, la ciudad requiere partir de la formulación de un panorama de la situación ambiental que la aqueja para generar la planificación y ordenamiento territorial que se necesita para un desarrollo sustentable. Uno de los temas en el tapete es el crecimiento descontrolado en la ciudad, que ha repercutido en el ambiente y se relaciona también con la adecuada provisión de los servicios básicos.

Es hora de trabajar en las soluciones, implementando un grupo de normas en cuyo cumplimiento esté disuadida la población, equilibrando los distintos intereses en juego, en la relación del hombre con su entorno. Para lograr ese equilibrio consensuado, es necesario que se construya un Código Ambiental, a partir de la participación social, la que debe trascender la mera consulta de la población para convertir a ésta en un agente activo con capacidad de definición y control de las políticas públicas.

Otra pauta a seguir, es considerar los estudios técnicos pertinentes y de manera interdisciplinaria, tomando en cuenta material de investigación ya existente en el CPUA o los aportes del FUAP.

La génesis de un código Ambiental, requiere de un gran esfuerzo, tanto en la faz organizativa como luego en el consenso social al que es preciso arribar, pero el resultado valdrá la pena no solo por los actuales habitantes, sino fundamentalmente por los que nos sucederán.

En ese camino a recorrer, y partiendo del reconocimiento de nuestros problemas ambientales, debemos plantear los objetivos, el modelo de ciudad sustentable que queremos, dando forma al contenido del art 10 de la carta Orgánica cuando dice: “que el Municipio declara al turismo como una actividad fundamental, estratégica y de vital importancia para el desarrollo de la ciudad, asegurando su explotación racional a fin de preservar el ambiente”. Por ello es preciso analizar y debatir los conceptos técnicos que aporten a la profundización de nuestros conocimientos sobre la mecánica de nuestros problemas para deducir las soluciones.

Por último, se impone ordenar la legislación vigente que garantice el uso racional de los recursos, y que hoy se encuentra dispersa en distintas ordenanzas, lo que contribuye a la confusión, o que existan baches normativos o contradicciones, resultando de difícil acceso.

Así, producto de todo este proceso, surgirá un Código Ambiental. Tal deber Estatal se efectivizará a nivel municipal a través del dictado de una norma que establezca presupuestos mínimos (en consonancia con la Constitución Nacional y leyes nacionales) y reglamente situaciones jurídicas medioambientales devenidas de las particularidades locales, sistematizando y ordenando en el proceso las normas preexistentes.

Si bien los principios de sustentabilidad, precaución, prevención, solidaridad, consagrados en la ley Nacional de Ambiente, son operativos, y esta ley fija los presupuestos mínimos, lo que quiere decir que las legislaciones locales pueden profundizar las medidas de protección tomando como un piso inalterable los mismos, es indispensable buscar herramientas que efectivicen dichos principios, y aquí entra en juego la importancia de la planificación estratégica.

Por ello, el Código de Ambiente y el de Edificación, conforman de manera armónica los instrumentos para efectivizar el proyecto de ciudad que queremos. El derecho ambiental establece una serie de normas, disposiciones, mandatos y procedimientos legales que son obligatorios tanto para la sociedad como para el Estado en su relación con el medio. Esas normas deben contener un enfoque multidisciplinario, y abarcar en forma transversal las distintas problemáticas. En ese contexto es esperable que la estructura normativa que como se dijo, baje desde la legislación marco que da la ley nacional y provincial, con sus presupuestos mínimos, hasta llegar a una normativa local que pueda efectivizar los principios ambientales, esto es, que brinde las herramientas para que sea efectiva. Así, las políticas ambientales deben traducirse en una realidad que construya un escenario sustentable, y la legislación es uno de los presupuestos de la gestión ambiental, pero el camino para que el resultado sea exitoso es abordar esta tarea desde la participación de todos los actores involucrados.

Dra. Marcela S. Fernández- Coordinadora del Departamento de Gestión y Educación Ambiental- Municipalidad de Villa Carlos Paz

Enero de 2013

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